lunes, 20 de marzo de 2017

Reseña: El beso del infierno


Desde pequeños nos enseñan lo que está bien, lo que está mal… Quienes son los buenos y quienes los malos… Pero, ¿qué pasaría si todo fuera al revés? ¿Qué pasaría si nos hubieran engañado, si nuestro mundo y sus leyes no fueran como siempre nos han hecho creer? En un mundo donde habitan demonios y gárgolas, donde a diario se lucha por el bien, descubriremos que no todo es como parece…

Layla, nuestra protagonista, está dividida entre dos destinos; mitad demonio, mitad gárgola. Desde pequeña siempre ha sentido a estos últimos como parte de su familia, ya que han sido ellos los que se han hecho cargo de ella, ofreciéndole un hogar, sin embargo, nuestra protagonista no siente que encaje del todo con ellos... Su parte demoniaca le permite ver y absorber almas y eso también, le sirve para detectar demonios y de alguna forma marcarlos. En una batalla sin fin contra los demonios, la raza de gárgolas que se hace llamar los Guardianes, utilizará a Layla para su propio beneficio, pero todo empezará a cambiar cuando ella cumpla los diecisiete años y su vida se encuentre en peligro.

Layla siempre ha contado con el apoyo de Zayne, ambos se conocen desde que eran niños y prácticamente han crecido juntos. Pese a las diferencias obvias entre estos dos personajes, ambos se tienen un gran cariño y es fácil percibir sentimientos más allá de una amistad, aunque que Zayne sea un Guardián y tenga que seguir las reglas, complica tanto las cosas como que aparezca un nuevo personaje llamado Roth. Él es un demonio de nivel superior y aparecerá en la vida de Layla con una única misión: mantenerla con vida. Este vínculo que de alguna manera los une, pondrá el mundo de nuestra protagonista patas arriba, pues confiar en un demonio cuando siempre le han enseñado que ellos son los malos podría considerarse traición. Traición a la gente que siempre se ha preocupado por ella y traición a todas sus creencias…

Roth es un personaje fundamental para el desarrollo de los acontecimientos y sin duda creo que es el personaje estrella de esta primera parte. Su forma de afrontar la vida, de ayudar y de cuidar a Layla es algo que me ha enamorado por completo de esta historia. Es cierto que entre ellos hay mucha tensión desde el primer instante pero sus sentimientos van naciendo de una forma de lo más desinteresada y es tan chispeante la personalidad de Roth que es muy fácil caer en sus redes. Además, creo que este duo nos deja con escenas de todo tipo: cómicas, electrizantes y sobre todo, cargadas de acción.

Este triángulo amoroso no es el tema principal del libro pero hacía tanto tiempo que no leía uno tan bien construido que ha sido toda una sorpresa. Y debo confesar, que aunque parezca mentira, no sabría por cuál de los dos pretendientes decantarme. Tanto Zayne como Roth están muy bien perfilados y ambos son amor en estado puro. Ellos son completamente distintos y no solo por sus razas, también, por sus personalidades, sin embargo, ambos coinciden en que son “amores prohibidos” para  Layla y eso es sin duda lo que mantiene la expectación, la tensión y la tentación en todo momento.

Un punto a favor de esta primera parte es que se conecta desde el principio con Layla. Es muy fácil empatizar con ella y compartir sus miedos e inseguridades. La evolución que sufre también es digna de destacar y no solo me ha resultado un personaje de lo más valiente, sino que además, valoro mucho ese procedimiento de aceptarse tal y como es, para enfrentarse así, a ambos mundos. Creo que todo esto lo consigue por sus propios méritos, pero el hecho de conocer a Roth le servirá para darse cuenta de muchas cosas, tanto de su presente como de su pasado, y tomar así, esa iniciativa.

Es una novela que cuenta con bastantes personajes secundarios y aunque muchos de ellos no tienen una importancia muy relevante en esta primera parte, todos ellos han sido imprescindibles para conocer este universo que la autora ha creado y de alguna manera, darle una forma mucho más sólida. Sin embargo, quiero destacar el “personaje” de Bambi ya que para mí ha sido esencial y aunque lo cierto es que le tengo pánico a las serpientes creo que podría hacer una excepción con esta.

Es una trama con bastantes giros, unos más inesperados que otros, pero todos de algún modo te incitan a seguir leyendo y a respirar solo para pasar de página. Las verdades poco a poco van saliendo a la luz en esta primera parte y aunque es un libro de introducción no escatima en acción y enredos de cualquier tipo. Además, el final me ha parecido muy intenso y de lo más sorprendente, lo que sin duda, ha sido una gran forma de incitar a leer el segundo tomo que obviamente muero y deseo leer YA.

El universo que crea Jennifer L. Armentrout me ha parecido impecable. Creo que es una autora que no tiene límites y su imaginación es una fuente constante de ideas, GRANDES ideas. Creo que la originalidad es algo que la caracteriza muy bien y con “El beso del infierno”, sin duda, vuelve a superarse de nuevo. Los distintos tipos de demonio con sus respectivas características, la forma que tiene Layla de percibir las almas según el color, el modo en el que se emplean los tatuajes de Roth… Cada elemento de esta novela está perfectamente construido y resulta de lo más innovador.

La autora, además, sabe transmitir muy bien toda clase de emociones, por ello, es imposible no sentir esta novela en el estómago; mariposas, elefantes o como quieras llamarlo… La forma tan directa que tiene de escribir no solo nos deja con una primera parte de lo más amena, sino que consigue, que todo fluya de una manera muy natural, haciendo que este universo con seres fantásticos, resulte de lo más realista. Además, sobra decir, que es adictiva desde su primera palabra hasta la última.

En conclusión “El beso del infierno” es una historia cargada de tensión, acción y verdades. Una primera parte que apenas deja tiempo para respirar, donde demonios y gárgolas tendrán que unir fuerzas para ayudar a mantener a Layla con vida y salvarla así, de su destino. 


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